¿Os suena este cartel?
¡Claro que sí! Lo tenemos justo en la puerta del cole.
Como bien sabeis, hoy 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Pero, ¿por qué esta fecha?
Un 8 de marzo de 1857, un grupo de obreras textiles tomó la decisión de salir a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban.
Distintos movimientos se sucedieron a partir de esa fecha. El 5 de marzo de 1908, Nueva York fue escenario de nuevo de una huelga polémica para aquellos tiempos. Un grupo de mujeres reclamaba la igualdad salarial, la disminución de la jornada laboral a 10 horas y un tiempo para poder dar de mamar a sus hijos. Durante esa huelga, perecieron más de un centenar de mujeres quemadas en una fábrica de Sirtwoot Cotton, en un incendio que se atribuyó al dueño de la fábrica como respuesta a la huelga.
En 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras celebrada en Copenhague (Dinamarca) más de 100 mujeres aprobaron declarar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Actualmente, se celebra como el Día Internacional de la Mujer.
Es en honor a este día y a todas las mujeres que en nuestro cole hemos realizado algunos trabajos artísticos como los siguientes.
También podemos encontrar en zonas distintas de nuestro centro unos carteles que hacen alusión a mujeres deportistas andaluzas. Estos carteles plantean una especia de juego en el que debemos adivinar qué mujer andaluza es la que practica el deporte indicado y al revés; qué deporte practica una mujer en concreto.
Con estas imágenes lo entenderéis mejor.
Pero, además de esto, cada clase con su tutora ha trabajado este texto (abajo) en el que ahondamos aún más en el ámbito del deporte femenino. Cómo ha evolucionado y cómo afecta a la sociedad actual. Todo esto nos lleva a plantearnos una serie de preguntas que darán lugar en clase un interesante debate.
El deporte lo habían comenzado a realizar las mujeres en España a finales del
siglo XIX, fundamentalmente a través de las estudiantes universitarias, alguna de las
cuales ya lo habían practicado en sus estancias de estudios en otros países,
especialmente en Gran Bretaña y Estados Unidos. Como es lógico, solo aquellas mujeres
pertenecientes a la aristocracia y la alta burguesía, estaban en condiciones de estudiar y
mas aún de viajar al extranjero para realizarlo; por ello, el número de deportistas en
nuestro país durante esa primera etapa fue bastante reducido.
Las primeras mujeres que realizaron algún deporte en nuestro país, lo hicieron en
el seno de los elitistas clubes burgueses privados, siendo las primeras modalidades que
se desarrollaron las de lawn-tenis, golf, tiro y equitación. Muchas mujeres también
comenzaron a practicar el tenis en canchas que se construyeron en casi todas las casas
señoriales de las familias más distinguidas de cada localidad, en las que se podía llevar a
cabo la actividad en la intimidad, al amparo de miradas indiscretas y sin peligrar la moral
del resto de los ciudadanos.
A comienzos del siglo XX nacen una nueva estética y una nueva ética, abriéndose
una renovación de costumbres. No obstante, en España no acabarán de arraigar, puesto
que en esos momentos nuestro país se regía por una moral casta y repleta de
escrúpulos, que no permitía entre otras cosas, el enseñar el tobillo o llevar un jersey
escotado.
En Andalucía aparecieron en los
clubes privados de Málaga, Sevilla y especialmente Almería y Huelva, donde gracias a la
importación de prácticas deportivas de índole británica, como consecuencia de la
explotaciones mineras de nuestro territorio por parte de las empresas de ese país, las
clases sociales distinguidas de las localidades donde se encontraban asentadas esas
empresas, comenzaron a realizar algunas de esas actividades como el lawn-tennis o el
golf, no quedando en exclusiva para sus socios masculinos, aunque eso sí, respetando
ciertas características de su género, al considerarlas como actividades no competitivas,
sin excesiva rivalidad y con el objetivo prioritario de la mejora de la belleza y la salud.
La Constitución de 1931 supuso un enorme
avance en la lucha por los derechos de la mujer, sin embargo, ese crecimiento se vería frenado con la Guerra Civil, que hizo que
las mujeres tuvieran que abandonar sus aficiones para incorporarse mayoritariamente a
funciones auxiliares en el ejército republicano y a tareas domésticas abandonando por
completo cualquier tipo de actividad física y otras funciones que no fueran las hogareñas
y religiosas en el bando nacionalista, con la salvedad de unas pocas que se encargaron
de labores asistenciales, o sanitarias.
[...]
Fue a partir de los 70 cuando en nuestro país se produjo un importante avance en
la igualdad de oportunidades, comenzando a ser también apetecible y deseable la
práctica deportiva para la mujer, que va a comenzar a ver en el deporte, las mismas
posibilidades de reconocimiento social que tenía el hombre, a la vez que nuevas
experiencias y la mejora de su condición física. La inclusión de la mujer en el mercado de
trabajo y el protagonismo que va adquiriendo como consecuencia de ello, hace que la
valoración social vaya siendo diferente, rompiendo con los moldes y estereotipos
predominantes en la época, con lo que la mujer en el terreno deportivo dejaría de ser
una mera espectadora, para pasar a convertirse cada vez con mayor frecuencia, en la
verdadera protagonista.
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